Cámara lenta

Cámara Lenta es la historia de tres seres, un ex boxeador, su manager de toda la vida y una amiga de ambos, que bordean el abismo de lo marginal y buscan, con nostalgia, violencia y amor, vitalizar los puentes de su existencia a través de un pasado ya disecado. Con hambre y sed de sueños que se diseminan en el viento del olvido, bregan por encontrarse en un espejo que les devuelva un trozo de ellos mismos. Aquello que quisieron, pudieron y desearon ser. El pasado regresa, una y otra vez, como haz de luz que agita la oscuridad de su presente, tal vez como el único bálsamo que les queda, la red que los ataje del sinsentido que los atormenta.

Una pieza que aborda las consecuencias, tanto subjetivas como sociales, de la marginalidad, con la intensidad y la inteligencia tan particular de la pluma de Eduardo Tato Pavlovsky.

"Como director lo que más me atrapó del texto es la influencia de cierto clima Becketiano, incluso con aristas de Pinter. Situaciones por momento un tanto grotescas, discusiones absurdas, alegrías casi obscenas. Pasajes que remiten a nostalgias, en busca de un paraíso perdido, a la infancia. Son tres personajes desesperadamente dependientes, que sin embargo, luchan contra esa simbiosis. Mi mayor deseo, al trabajar con la obra, más allá de seguir homenajeando a este grande de nuestra dramaturgia, fue trabajar con aquellas partes más ricas de la pieza: lo latente, aquello que no se dice, aquello que se susurra; el peso del silencio. Vínculos donde el otro resulta como un espejo deformante, donde nos miramos, pero no quedamos indemnes, ya que por momentos nos exalta y otras veces nos marca para toda la vida", declara Christian Forteza.

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