Reikiavik

“No hay duda de que Julio Ordano y Julian Howard son excelentes intérpretes. Pero también hace un gran aporte Nicolás Martuccio con una actitud corporal única y lograda. […] Una puesta de gran belleza plástica. […] lograda puesta en escena de Enrique Dacal.”

Por Osvaldo Quiroga


“Enrique Dacal, […], diseña un espacio despojado en el que parecería que va a desarrollarse el encuentro entre Vladimiro y Estragón, los personajes de Esperando a Godot […]. La idea no es desacertada porque ambas criaturas, tienen la eficacia de aquellos. Y el desencanto siempre está presente en este rutinario ceremonial que crece de manera progresiva […] Aun con estilos de actuación muy diferentes, Julio Ordano y Julián Howard van adentrándose en la piel de estos seres que construyen asumiendo la complejidad que la pieza impone.”

Por Carlos Pacheco para La Nación


“Reikiavik” es un enrevesado relato de Juan Mayorga -el de “Los yugoslavos”-, sobre una imitación del duelo ajedrecístico Fischer- Borís Spasky en 1972, lleno de datos sobre la política, la Guerra Fría, el stalinismo, las identidades, la simulación y las formas teatrales. Sólo un director avezado como Enrique Dacal puede desenredar ese ovillo, con la ventaja de tener a su servicio la gozosa veteranía de Julián Howard y Julio Ordano, a quienes se suma el muy joven Nicolás Martuccio, toda una revelación.

Por Héctor Puyó


“[…] texto complejo, denso, que no sólo acumula capas de significado, sino que exige de los intérpretes continuos cambios de roles y tipo de discursos, el director acertó en la elección de los actores […] Howard y Ordano exhiben una especial capacidad para mostrarse simultáneamente como Fischer y Spasski, como sus espejos y contrafiguras, y Martuccio, el oficio y la sensibilidad para alejarse del estereotipo. La puesta en escena aparece marcada, así, por un trabajo con el cuerpo como instrumento que potencie la palabra, como otro lenguaje expresivo.”

Por Perla Zayas de Lima para GOEN

"[..] Las actuaciones de Julio Ordano, Julián Howard y Nico Martuccioevidencian un consistente trabajo con gran ductilidad y exigencias desde lo intelectual. Cada actor, como se ha dicho, interpreta distintos roles y todos ellos consiguen llevar a cabo las transformaciones con éxito."

Por Milly Vázquez en Leedor.com.

“[…] algo más que un partido de ajedrez”. Es el duelo ajedrecístico –y actoral- entre dos grandes. En la ficción representan el duelo que jugaran Bobby Fischer y Boris Spassky en 1972. En CELCIT se reactualiza en términos de duelo actoral entre otros grandes: Julio Ordano y Julian Howard, bajo una brillante dirección de Enrique Dacal.”

Por Marcos Koremblit para Critica Virtual

"Un relato construido por el muy buen trabajo de los tres actores en una estructura algo brechtiana."

Por Azucena Ester Joffe para LunaTeatral2


Waterloo y Bailén, dos personajes que celebran sus encuentros en un yermo parque y a la sombra casi inexistente de un árbol seco, reconstruyen el gran duelo de Reikiavik: el campeonato del mundo de ajedrez que allí disputaron, en 1972 durante la Guerra Fría, el soviético Boris Spassky y el estadounidense Bobby Fischer. La disputa se lleva a cabo frente a un joven testigo llamado Leipzig.
Waterloo y Bailén no representan solamente a Boris y a Bobby, sino también a muchos otros que movieron piezas en aquel tablero. La disputa del campeonato mundial de ajedrez entre Bobby Fischer y Boris Spassky es el punto de partida que nos muestra a dos seres que se van convirtiendo en los representantes de las dos naciones más poderosas de la tierra, enfrentadas en un momento en el que el botón nuclear, que podía haber generado la Tercera Guerra Mundial, parecía siempre a punto de dispararse.
Waterloo y Bailén rehacen, reinventan Reikiavik, cada tarde en una forma distinta. Ponen en juego a Fischer y a Spassky, y también a sus respectivos equipos, a sus familias, a Kissinger y al Soviet Supremo. Igual que los jugadores de ajedrez ponen en movimiento a las piezas, estos ponen en movimiento personajes; un día les tocan blancas y otro negras, un día les toca ser Fischer y otro ser Spassky más sus respectivos entornos.
No es la primera vez que Waterloo y Bailén hacen algo así, pero nunca lo habían hecho con tanta pasión. Porque lo que hoy buscan ante ese muchacho extraviado, Leipzig, no es sólo comprender por fin qué sucedió realmente en Reikiavik, qué estaba verdaderamente en juego en Reikiavik, quiénes eran realmente aquellos hombres que se midieron en Reikiavik. Hoy, además, Waterloo y Bailén buscan un heredero.
Reikiavik, protagonizada por tres hombres que llevan nombres de derrotas napoleónicas, es una obra sobre la Guerra Fría, sobre el comunismo, sobre el capitalismo, sobre el ajedrez, sobre el juego teatral y sobre hombres que viven las vidas de otros.

Se escuchan acordes de TOMORROW´S SONG; de y por OLAFUR ARNALDS (Islandia)

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