Gregorio de Laferrere

Gregorio de Laferrère (Buenos Aires, 8 de marzo de 1867 – ibídem, 30 de noviembre de 1913) fue un político y dramaturgo argentino.

Desde su juventud Laferrère cultivó las letras en el género de la novela pero como no lo hacía públicamente la aparición de su primera obra fue una sorpresa en el ambiente de la aristocracia porteña al que pertenecía. Su primera obra teatral fue ¡Jettatore! una comedia en tres actos que, según el mismo autor, la escribió por humorada y sin imaginarse que alguna vez sería representada. Un día, también por broma, se la leyó a un amigo quien le insistó a enviarla al teatro de la Comedia donde actuaba la compañía de Gerónimo Podestá, lo que hizo sin revelar que era el autor. La obra fue rechazada por «irrepresentable» pero meses más tarde otro amigo, Mariano de Vedia, la hizo llegar nuevamente y esta vez fue aceptada y estrenada el 30 de mayo de 1904 por la compañía Podestá. La función de estreno fue un acontecimiento social que tuvo en un palco al presidente de la Nación, general Julio Argentino Roca y además contó con un público que no era asiduo concurrente a las funciones de compañías nacionales.

¡Jettatore! fue caracterizado por el crítico e investigador Luis Ordaz como un vodevil con tema ingenuo pero desarrollado con mano diestra y desbordante de humor satírico aunque sin caer nunca en lo burdamente caricaturesco. Es la caricatura de la superstición que atribuye a ciertos individuos una funesta influencia magnética; superstición muy difundida entonces en Buenos Aires, especialmente en los clubes. El autor había leído un cuento análogo de Théophile Gautier, que es citado en la segunda escena de la obra por un protagonista, pero «Laferrère ha tomado casi todos los elementos pintorescos de la realidad de nuestro ambiente. Don Lucas, protagonista inocente de cien tragedias, es el personaje central, ligado a la obra por una tenue fábula de amor, y rodeado por numerosas personas de su amistad, en quienes se realizan episodios casuales o fatales que crean en torno de Don Lucas una atmósfera de hilaridad o de terror»

Locos de verano: Esta encantadora comedia de costumbres que se ha convertido en otro clásico del teatro nacional fue recibida por la crítica con reservas, como obra de un gran señor mundano que escribía para la escena por hobby, sin tomar su labor en serio. Se equivocaba: el público la aclamó desde el comienzo y la siguió cuando fue trasladada al Rivadavia; tuvo ochenta representaciones consecutivas, algo inusitado en la época.

Bajo la garra: la estrenó la compañía de Gerónimo Podestá el 23 de mayo de 1906 en el Teatro Argentino. Trata sobre la maledicencia en ciertos círculos sociales. Sin saberse quién la inventó corre entre los concurrentes a un club la especie que atribuye un amante a la esposa de un consocio. Al ir circulando va aumentando en gravedad y detalles hasta llegar a oídos del supuesto ofendido. En el tercer acto, ya la pareja en la soledad de su hogar, se precipita el final trágico

Las de Barranco:El 24 de abril de 1908 se presentó Las de Barranco, en el Teatro Moderno (hoy Liceo), por el elenco del Conservatorio Labardén. Se trata de una comedia tragicómica, en la cual ronda el grotesco todo el tiempo; el capitán Barranco ha muerto y su viuda y las tres hijas tratan de sobrevivir con la exigua pensión del gobierno. La viuda no vacila en apañar a festejantes generosos de sus hijas e, incluso, a solicitarles regalos en su nombre en tanto desalienta a quienes podrían interesarse pero que carecen de recursos. Cada hija aparece descripta con sus propias características: Pepa y Manuela adaptadas a la voluntad de la madre y Carmen, la más bella y lúcida, reticente a las manipulaciones maternas. Doña María Gosefina Fliques finalmente en retenerla en su casa como carnada de su anzuelo porque se escapa con su novio.

Los invisibles: El 3 de abril de 1915 se hizo la puesta de Los invisibles, en el Teatro Moderno, por la compañía de Pablo Rosales. Es la comedia del espiritismo ingenuamente adoptado por la credulidad de don Ramón, que introduce en su propia casa. Convence a su amigo López que tiene poderes de médium, realiza sesiones en su casa, interpreta los gestos, los ruidos y sugestiona a todos los que lo rodean. Por su atención al espiritismo lleva su negocio al descalabro, riñe con su socio. Como cree que una tía muerta le ha dicho que en una vida anterior mató al novio de su hija le obliga a romper su compromiso. Finalmente, en razón de lo que ha oído López da por muerto a su cuñado José que se había ausentado a Montevideo y del que se carecía de noticias y cuando ya todos visten de luto termina la pieza cuando el mismo regresa vivo ante el estupor de todos.

Fuente: https://es.wikipedia.org/wiki/Gregorio_de_Laferr%C3%A8re




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