Lorena Ballestrero está contenta. Dice que a Baby va gente y de distintas edades. Baby es un texto de Susan Sontag publicado para la revista "Playboy" en 1974. Contemporánea como pocas, "la obra es un muestrario de padres exponiendo los problemas que (creen) tiene su hijo, al que llaman ‘el nene' ". Los padres, están interpretados por un elenco exquisito: María Inés Howlin, Silvina Katz, Leonardo Murúa, Leonardo Odierna, Eduardo Pavelic, Elida Schinocca.
Lorena se dedicó a la dirección después de realizar varias asistencias de dirección para el reconocido director y dramaturgo Luis Cano (Coquetos carnavales; Mecanismos del cortejo; Pelícano). Ella dice que ahí se dio cuenta de que le gustaba dirigir, y que, de a poco, aprendió el oficio. Sus primeros trabajos en calidad de directora fueron Conga!, Polixena y la cocinerita. Actualmente dirige Baby. En medio de todo esto, se decidió también a estudiar la carrera de Dirección en el IUNA, Instituto Universitario Nacional de Arte, y ahora se encuentra en el proceso de concluir sus estudios con una tesina de graduación.
La joven directora estudió con Hugo Midón e hizo varios talleres con Cristian Drut, Ricardo Bartis, Cristina Banegas y Julio Chávez. Dice que todos estos talleres los tomó para aprender las distintas opciones de entrenamiento actoral. Actualmente realiza el Taller de Experimentación de la Puesta en Escena, con Rubén Szuchmacher y Graciela Schuster, en el Kafka.
-En Baby elegiste un cuerpo actoral con una sólida experiencia.
-Quería trabajar con actores que tuvieran una formación sólida, porque sabía que les iba a plantear trabajar este texto, que no es un texto dramático, y porque tampoco sabía desde el vamos cómo iba a ser la actuación de este material. Entonces había que encontrar buenos actores que se sumaran a este desafío de búsqueda. Fue difícil buscarlos y convocarlos, porque además son seis. Lo llamé porque los había visto actuar y me parecían muy buenos. Necesitaba armar seis parejas de actores que fueran distintos y que pertenecieran, o dieran en escena, tres generaciones distintas. Quería, también, que los actores armaran pareja y no la armaran a la vez, como para plantear una pluralidad de voces, que es lo que yo veo en el texto de Susan Sontag. Esa pluralidad es la que quería llevar a la escena.
-¿Qué te interesó de este material?
-Creo que todos podemos identificarnos con este texto de Sontag, seamos hijos, padres o posibles padres.
-¿Cómo llega este material a tus manos?
-Tenía que elegir textos en la cátedra de Dirección IV del IUNA. Digo esto, porque lo que intenté siempre con el IUNA fue juntar mi práctica por fuera con la cursada. No quería ensayar dos cosas distintas al mismo tiempo. Este texto, entonces, estaba propuesto desde la cátedra, como tantos otros. Supongo que la idea era tener una oferta de textos diversos, fueran teatrales o no. El texto me encantó. Me pareció que era posible llevarlo a escena aunque no hubiera sido concebido para eso. Creo que nunca fue llevado a escena, por lo menos hasta donde yo pude rastrear. De hecho, cuando pedí los derechos me resultó muy difícil que la agencia entendiera que lo que yo quería era llevarlo a teatro. Parece que no es muy común este pedido. Este texto está en Yo, etcétera, que es un libro que contiene una compilación de varios relatos que Susan Sontag publicó en varias revistas en distintos momentos. Me gustó el hecho de pensar una dramaturgia escénica. El texto está tal cual. Lo que hice fue redistribuirlo y pensar en tres parejas de distintas edades.
-¿Hay momentos corales?
-Veía en el texto una pluralidad de voces, por lo que me pareció pertinente, como vos decís, trabajar con la idea de coro, por esta razón. También intenté encontrarle una progresión, no sé si dramática, pero sí que fuera un sistema. Le di una coherencia y también desarmé lecturas únicas para convertirlas en posibles. El espectador intenta todo el tiempo encontrar edad al hijo y todo el tiempo jugamos con descolocar esa edad. Quiero que el espectador reconstruya y destruya para volver a construir, que también creo que es lo interesante del texto de Sontag.
-Y este gran ausente al que le hablan todo el tiempo, ¿cómo lo configuraste?
- Siempre dijimos: "¿cómo hacer para hablarle a un psicólogo que no está y que resulte verosímil?". La única situación de hecho que hay (aquí y ahora) es que hay unos padres hablándole a un doctor. No se dice "psicólogo" en ningún momento, pero se sobreentiende. ¿Cómo hacer presentes esos relatos? ¿Cómo damos cuenta en el cuerpo del que habla de esa otra presencia que no está? Fuimos trabajando de a poco todas estas cuestiones. Yo no quería que los actores le hablaran al público directamente porque, mismo en el texto, Susan Sontag, no se dirigía directamente al lector.
-Es una manera de poner distancia y que el público piense...
-Como era un texto arduo y le pediríamos al público que estuviera muy atento, también había que ver cómo acordar esa relación con el público. La decisión de que en la obra los actores estuvieran frente al público pero no lo interpelaran, tenía que ver con que yo quería que eso estuviese abierto a ese lugar. Es decir, con ir hacia el lugar de los espectadores, pero no al de un espectador en particular, ya que los personajes estarían en su sesión de terapia.
-¿Se puede pensar en la idea de una tragedia contemporánea?
-Había pensado en la idea de tragedia como una de las posibilidades de abordaje. Para mí la acción está en la palabra. Y en la tragedia también la acción está en la palabra. Eso me servía para pensar cómo organizar la totalidad. Así que la respuesta es sí. Yo pensé en la tragedia durante el proceso. Hay algo universal que lo hace contemporáneo y tiene que ver con tragedia. Una vez que estábamos metidos en la obra, no podía dejar de mirar los noticieros que estigmatizan a los jóvenes.
-Es interesante que estos padres no son unos padres marginales, sino más bien todo lo contrario.
-Sí, es algo que buscamos. Son unos padres de clase media, y en todo caso, no tendrían por qué tener los problemas que tienen o decir las cosas que dicen o hacen. Pero las hacen, las dicen. O sea: no es un problema de clase. Está bueno pensarlo para todos.
- ¿Tal vez por esto sea más duro el final?
-No hay respuesta para esto y eso es lo complejo. Los niños sólo reproducen lo que viene de los padres o sus referentes. Entonces es interesante preguntarse: ¿qué estamos haciendo?