Las Casas

Mentiríamos si le dijésemos que en ·Las Casas· usted la va a pasar simplemente bien, porque ·Las Casas· es un espectáculo que uno no puede evitar vivir y vivir es algo mucho más intenso y complejo que una simple cuestión de gustos o bienestares.
En ·Las Casas· verá la compleja arquitectura de las relaciones humanas, los avatares de las relaciones sexuadas y todo en un tono, cáustico, espeso, no desesperado ni desesperanzado, más bien lúcido y sereno, serenidad para poder ver como una pareja termina por romperse y esa ruptura termina astillando a otra pareja, lucidez para comprender una relación hundida en el fuego de la pasión y la violencia y espesura para bucear en la enfermedad del desequilibrio. El paisaje se completa con algunas otras parejas menos rotas, pero a su vez más frías y solitarias, porque en LAS CASAS las cosas no son como quisiéramos que sean sino como suelen ser.
Música asonante, fuera de campo, luz concupiscente y escasa, generan la tensión dramática y distante necesaria para que descubramos que en el mundo de ·Las Casas· , cada casa es un mundo y los finales felices son finales que aún no terminaron.

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