La niña que moría a cada rato

(1er premio de Dramaturgia 2003 Fondo Nacional de las Artes)

Una familia de campesinos pierden a una niña al nacer. Al cabo de unos días unos peregrinos que pasan por allí le regalan a su hija a la que esta mujer cría como propia. Al crecer la niña presenta la propiedad de morir y volver a la vida, situación que despierta un desconcierto en el pueblo que inicia una investigación. Su historia, la de una muchacha que muere y resucita con la misma facilidad con la que duerme y respira, simboliza una serie de temáticas que van de las leyendas populares a la desaparición forzada de personas pero sin apartarse del relato que narra. Ambientada en el campo de alguno de nuestros países y en un tiempo indefinido pero que es el pasado, no importa tanto si reciente o remoto, esta muchacha milagrosa, blanca y descalza, aguarda que el jaguar (el hombre que no perdió su animalidad, pero que necesita del hombre)


Dice José Luis Arce de su texto:
Una poesía en el espacio común.

El espacio-tiempo de una historia perdida en los meandros de un origen donde ya el hombre era verdugo del hombre, pero donde el azufre del misterio aún podía cambiar las energías de las almas.

Una familia acosada por un destino de calidad incierta, al ser los inexplicables depositarios de "La niña que moría a cada rato", arcano indescifrable en medio de la agreste geografía de una tierra brutal.

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