Irritante

Las ganas de fastidiarle la vida a la pareja, los mambos de apegos emocionales innecesarios y el romanticismo que lleva a normalizar estas situaciones. Porque no podemos obligar a que alguien nos quiera.

Querer o no querer. Esa es la cuestión. En tiempos en los que la pasión es una exigencia, el amor se vuelve intoxicante. Con situaciones cargadas de humor, que rozan lo bizarro, esta obra habla de amor en clave de comedia. Aunque, quizás, sea más acertado decir que la obra “grita de amor”, porque sus personajes se desgañitan en el intento por amar y ser amados.

Emilia López salía con Nico, antes con Gusti, luego con Rina, pero eso no funcionó. Ahora está en un limbo y no sabe para dónde ir. Georgina López es la pareja de Pablo. Ellos se aman, se engañan, se quieren, se abren Tinder, se vuelven a amar. Es una relación indestructible, que no le conviene a nadie.

Ludmila López salía con un chico castaño, alto, que tenía un Nissan verde oscuro, pero ya no están más. A Ludmila la golpea el amor ¿o es al revés?

Rina se enamoró de Tamara e insistió hasta conseguirla. No aceptó un “no” como respuesta y disfrazó de romántico al acoso sistemático. Los celos, el control y la desconfianza son los pilares de esta relación condenada al fracaso.

Y Susan, la madre de las López, jamás quiso a nadie. Ni siquiera a sus hijas.

Los personajes naufragan entre parejas abiertas, varios touch and go y la monogamia aunque ninguno sabe muy bien lo que quiere. Las hermanas López se enamoran con intensidad, pero lo que encuentran en la profundidad del amor puede que las lleve a la destrucción ¿Y si al final amar es una mierda?