Entre el 1º y el 10 de abril se realizará el Sexto Festival de Teatro de Humor organizado por la Biblioteca Hueney de Zapala, Neuquén. Hugo Sacoccia, alma materde este emprendimiento, cuenta en esta entrevista cómo y por qué nació el festival y relata cómo surgió, en este lugar alejado de las grandes capitales, una impresionante biblioteca teatral, que tiene hoy 18.000 textos, que recibe consultas de investigadores, directores, estudiantes y teatristas en general, tanto del país como del exterior, y cuya existencia dio impulso a la creación de varias bibliotecas más en otros lugares del país.
-¿Cuánto hace que se creó la biblioteca y cómo surgió la idea?
-No tuve la idea de crear una biblioteca y no me di cuenta de que eso había nacido hasta después de un año o dos. El 3 de noviembre de 1984 puse a disposición de teatristas de la Patagonia que nos habíamos reunido en Zapala los 300 títulos de mi biblioteca personal teatral. Por entonces no había casi ediciones de teatro en el país y menos en la Patagonia. No existía Internet, había muy pocos textos teatrales circulando entre los grupos. En tal orfandad, mi biblioteca personal era un enorme tesoro. Esa noche, junto a mi esposa Emilia, tipiamos los títulos de las obras que tenía en mi vieja máquina Remington, en varias hojas con carbónicos que en la mañana siguiente entregué a los teatristas que participaban de ese encuentro. Fue un momento maravilloso. Me sentí rico, algo así como si fuera el portador de una cantimplora con agua fresca en medio del desierto. Desde entonces no paré. La gente comenzó a escribirme y a pedirme obras que copiaba y enviaba. Me apasioné con esa sensación de sentirme útil. Viajaba a Buenos Aires y compraba libros usados de teatro en las librerías que comenzaron a proliferar en esos años de comienzo de la democracia, hacía listados con los nuevos títulos y reenviaba a los grupos de teatro. En un año, la noticia de que alguien en Zapala mandaba textos teatrales a quien lo solicitara y no cobraba por su envío cundió rápido por todo el país. Los pedidos se fueron extendiendo y, como una telaraña, el proyecto me envolvió y atrapó. No había fundado una biblioteca, ella me había marcado el camino. Y ya no pude salir de él en éstos casi 27 años.
-¿Son sólo obras de dramaturgos o hay, también, material sobre teatro?
-Hay muchos textos de teoría teatral en todas sus disciplinas y trabajos de investigación.
-¿Todo el material está digitalizado?
-No. Habrá unos 10.000 textos digitalizados de obras de teatro y compendios de teoría teatral, pero mucho se encuentra en soporte papel, textos que ya no se consiguen, algunos editados a comienzos del siglo pasado.
-¿Cómo circula?
-Los interesados escriben, en la Web: www.bibliotecahueney.com.ar. Allí está bien explicado cómo utilizar la biblioteca. Muchos teatristas que vienen a la Patagonia sienten que este lugar es un paso obligado y la visitan. Actores renombrados, directores afamados, incluso investigadores de otros países la han conocido. También realizo visitas guiadas con anécdotas de tantos años de labor y, a menudo, con estudiantes que preparan sus trabajos sobre alguna disciplina teatral abrevan en este espacio en busca de información.
- ¿Existen emprendimientos similares en otros lugares del país?
-Hay varias bibliotecas teatrales. A comienzos de los ’90 surgió otra: Alberto Mediza, en La Plata. En sus comienzos tomó la forma organizativa de la Biblioteca Hueney. Colaboré con esa primera organización. Hoy es, posiblemente, la biblioteca del país que más trabaja en esta labor de difusión del teatro argentino. La conducen varias personas. Mariela Mirc, Maricel Beltrán y otros colaboradores desarrollan una tarea increíble. Poco después nacieron otras bibliotecas, como la del sudoeste cordobés, en Inriville, conducida por Luis Lucaioli y la de Santa Fe, bajo la dirección de José Esper Montiel, por nombrarte las principales.
-¿Creés que el teatro local se enriqueció especialmente con esta biblioteca o hubiera dado lo mismo que estuviese allí o en cualquier otro lugar?
-Creo que se constituyó en lo que hoy es justamente por estar en esta pequeña ciudad del Neuquén. No hubiera sucedido si hubiera estado yo en Buenos Aires. Nació de la necesidad de cubrir esta falta de textos teatrales que no se hubiera dado en una gran ciudad. Y en estos años enriqueció el teatro local y regional y el de todo el país.
-¿La biblioteca ocupa un gran espacio físico?
-Ocupa un espacio de 50 metros cuadrados. Es un departamento de servicio ubicado en el terreno de mi domicilio.
- ¿Hay muchos visitantes o hay más consultas por Internet?
- Muchos la visitan personalmente. Quienes deseen recibir obras o material teórico deben enviar una nota pidiéndolo, no solicitar por e-mail.
- ¿Cómo se sostiene económicamente?
El primer sostenedor es mi bolsillo, luego recibo aportes del Instituto Nacional del Teatro y de Argentores. Desde hace unos años que cubren buena parte de mis gastos.
-¿Por que un festival de teatro de humor?, ¿y por qué un concurso de obras de teatro de humor?
-En 1998 comencé a recibir pedidos de obras que tuvieran humor y había muy poco en la Biblioteca. La sensación era que no se escribía teatro con humor. Y lo que se escribía resultaba demasiado denso, hermético. Tuve la idea de crear un concurso de humor nacional para estimular la escritura de teatro con ese estilo. En 1999, luego de investigar el tema y de hacer muchas consultas a dramaturgos argentinos, diseñé el concurso. A comienzos de 2000 lancé la convocatoria a todo el país.
-¿Cada cuánto se hace?
-El proyecto dura dos años. En el primero se realiza el concurso de obras. Luego, con el resultado, se comienza a organizar el festival y la edición del libro.
- ¿Qué son los premios Emilia?
-En 2005, mi esposa, el grupo de personas que me ayudaban y yo teníamos organizado el Tercer Festival de Teatro de Humor para abril. Pero ella falleció en enero de ese año. Decidí continuar con la organización del Festival en homenaje a los casi 30 años en que acompañó mi labor e instituir una estatuilla de premio que llevara su nombre.
-¿En qué consisten los premios?
-Los tres primeros premios ganan una suma de dinero. Luego esos premiados y los que consiguen mención especial reciben la estatuilla Emilia, el diploma y los traslados hasta Zapala para participar del festival. Sus obras se ponen en escena y se editan. Se lleva a los autores a conocer las bellezas turísticas de nuestra provincia.
-¿Cómo fue que te inclinaste hacia el teatro? Dice la página de la Biblioteca que sos abogado y que fuiste mago.
-Lo fui desde niño y así comenzó mi conexión con el espectáculo. Recorrí varias provincias y actué con algunos circos cuando fui joven. Comencé a escribir textos teatralizados para acompañar mis rutinas como prestidigitador.
En 1980 nos radicamos con mi esposa en Zapala, Neuquén. Trabajé en Córdoba y luego en esta provincia como abogado. Después de unos años ingresé al Poder Judicial, en el cual hace un año me jubilé como juez penal y de sentencia de menores. Seguí con el teatro y la escritura teatral, fui fundador del grupo teatral Hueney, en Zapala, en 1984, y ahora estamos a las puertas de celebrar el Sexto Festival Nacional de Teatro de Humor Premios Emilia, que irá del 1 al 10 de abril en las provincias de Río Negro y Neuquén, con espectáculos invitados que girarán por ocho ciudades de ambas provincias y tendrá sede central en Zapala del 7 al 10 de abril, donde teatristas de la región llevarán a escena las obras ganadoras del concurso del año pasado, con la presencia de sus autores y la realización de seminarios, talleres y diversas disciplinas.