El otro cuerpo del docente.
Desde el vamos estas docentes, cuatro de tantas que habitan el planeta, devuelven el alma al cuerpo, de donde no debieron sacarla. Le ponen cabeza a un cuerpo que corre de escuela en escuela, de aula a aula, de taller a la casa, de la casa, a la otra escuela donde siguen estudiando para no quedarse en la media. Docentes que viven en la fantasía del teatro, la realidad que gestan en el otro trabajo, el trabajo de enseñar.
Convencidas de que el cuerpo les acompañará a enfrentarse y zambullirse en el sistema y sus vinculantes, prestan su sujeto a los supuestos de una media, que queda al medio, y sin mediar anestesia, se lanzan a la aventura mística de la profesión docente.
Sin la intención de dar clase, modestamente, con lo que sienten, desnudaran este cuerpo de mujer, el otro cuerpo, del cuerpo docente.
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