Babel Mall

Babel Mall. Erigido en la Miami paraíso tropical primermundista. Todo. Pleno. Completo. Saciado. Perfección desmesurada. Que funciona. Pero algo pasó.

Joe Gomez, cirujano plástico celebrity de cartel en la calle y apariciones en reality para comunidad latina wannabe se exhibe por los pasillos del Babel Mall junto a Alondra, su esposa mejor trabajo. Obra de arte. Busca unos zapatos que la completen perfecta. Alondra unos que le susurren quién es. O como alejarse del brazo creador que la protege del sol dejándola a oscuras.

Roxana busca un lavarropas en las vidrieras de Gucci. Cambiar de piel. Olvidar Floresta para ser mejor. Gustavo quiere lo que ella quiera. O Mamá, que quedó solita en Buenos Aires completándole el cliché porteño paja melancolía. O esta, que siempre la vio pasar y acá en Miami dice yo también quiero. Lo que ocurra primero.

Gloria vende masajes sin tocar en el Babel Mall. Dejó Encarnación encandilada por las luces de Buenos Aires buscando un trabajo bueno. Un porteño chamuyero hijo un empresario la acarició con su barba rubia y un mezcladito mientras le susurraba seguime a Miami. Miami. Tenía pasaporte italiano. Ella no, dijeron en migraciones. A los 3 meses probó de nuevo y pasó, pero él ya no estaba. Me gustan las negritas, le había dicho.

Algo pasó. Cuando fue que el Babel Mall quedó vacío? Evacuaron? Cuándo cerraron los locales y nosotros acá? Algo debió pasar. Los celulares en el Apple Store corralito en la comunicación nos dejaron imaginando escenarios. Detrás de ese Blindex con las noticias y nuestros contactos y nuestras fotos recuerdos. Y nosotros acá. Encerrados en una pecera. Un ataque terrorista? Un huracán triple cataclismo perfecto? Una tormenta solar? Cuando saldremos? Saldremos?

Babel Mall. Un mundo de tiendas perfecto construido sobre un pantano.

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