La casa de los siete balcones

La casa de los siete balcones” representa el perfecto equilibrio entre la ilusión, la fantasía, el poder y la codicia con momentos dramáticos, salpicados por un fino humor.
"La casa de los siete balcones" no está alejada de la realidad que gira en un mundo material y áspero, frente a los mundos etéreos y sensitivos y apostar posesionarse ante cualquiera de los dos lados hace al ser humano distinto

“La Casa de los siete balcones” en una mansión rural, que también posee una gran extensión de tierras con viñedo y plantaciones frutales, en ella reside Ramón, un viudo, jugador y mujeriego, que ha derrochado en poco tiempo la fortuna que le dejó su esposa y está a punto de perder “La casa de los siete balcones” y por ende toda la riqueza de las tierras. Uriel, hijo de Ramón es un extraño adolescente, débil e inocente quien solo tiene contacto con Genoveva, hermana de Clara madre de Uriel, ella vive en un mundo de fantasía, que no está dispuesta a renunciar al sueño de que su enamorado regrese de América, tal y como le prometió al marcharse hace ya muchos años. Genoveva guarda una gran fortuna para comenzar una nueva vida cuando regrese su amado y llevarse a Uriel. Amanda, el ama de llaves y amante de Ramón tiene como objetivo ser la dueña y señora de la casa y sabiendo el peligro que corre “La casa de los siete balcones” manipula a Ramón para descubrir la fortuna escondida de Genoveva. Rosina, la criada que ha llegado hace poco a servir en la casa, su ternura y amor por Genoveva hacen que ambas sean compinches. Don Germán, el médico del pueblo que sigue a pesar de las circunstancias enamorado de Genoveva y su lealtad hacia ella es inquebrantable.

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