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Una mujer apela a todos los resortes del desamor para modificar su soledad en Amor canalla, una obra dirigida por Norberto Gonzalo, con las actuaciones de Marcela Fernández Señor, Lucrecia Rodríguez y Guillermo Farisco.
La pieza, escrita por Guillermo Farisco, se presenta todos los sábados a las 21 en el teatro La Máscara, ubicado en Piedras 736 del barrio porteño de San Telmo, e indaga las particularidades del amor, que también puede ser vehículo egoísta y pernicioso y, a la vez, reflejo o traductor de la incapacidad de ceder o compartir.
El amor como posesión, el que apela al engaño y al ocultamiento, para lograr objetivos mezquinos. Objetivos tan reñidos con la generosidad que, se supone, inspira y contiene.
Es una historia de amor en el marco de la última dictadura, explica el director Norberto Gonzalo a Télam, y sin revelar demasiado de la trama agrega, muchas veces el amor que se dice que todo lo puede y que todo lo construye, también puede tener otras aristas
Sin embargo, Gonzalo aclara que además del drama, la pieza tiene también un costado de humor y sátira con situaciones que ridiculizan a los represores.
El desenlace será un reflejo de la desesperación. En el marco del relato, la memoria aparece como un irreemplazable testigo, y disparador de acciones y situaciones.
Una mujer apela a todos los resortes del desamor para modificar su soledad en Amor canalla, una obra dirigida por Norberto Gonzalo, con las actuaciones de Marcela Fernández Señor, Lucrecia Rodríguez y Guillermo Farisco.
La pieza, escrita por Guillermo Farisco, se presenta todos los sábados a las 21 en el teatro La Máscara, ubicado en Piedras 736 del barrio porteño de San Telmo, e indaga las particularidades del amor, que también puede ser vehículo egoísta y pernicioso y, a la vez, reflejo o traductor de la incapacidad de ceder o compartir.
El amor como posesión, el que apela al engaño y al ocultamiento, para lograr objetivos mezquinos. Objetivos tan reñidos con la generosidad que, se supone, inspira y contiene.
Es una historia de amor en el marco de la última dictadura, explica el director Norberto Gonzalo a Télam, y sin revelar demasiado de la trama agrega, muchas veces el amor que se dice que todo lo puede y que todo lo construye, también puede tener otras aristas
Sin embargo, Gonzalo aclara que además del drama, la pieza tiene también un costado de humor y sátira con situaciones que ridiculizan a los represores.
El desenlace será un reflejo de la desesperación. En el marco del relato, la memoria aparece como un irreemplazable testigo, y disparador de acciones y situaciones.